El rebozo, una de las prendas más tradicionales y con valor cultural en México comienza a extinguirse, pues ya sólo quedan menos de 200 artesanos, lamentó Ana Celia Martínez, ganadora del Premio Internacional de Artesanías Tenerife 2014.
“Hoy en día existen sólo 10 artesanos del rebozo en Moroleón, Guanajuato; 20 en Uriangato, Michoacán; 50 en Tenancingo, Estado de México y alrededor de 100 más que se reparten en localidades como ilapa, Guerrero y Santa María del Río, San Luis Potosí; entre otras”, resaltó.
En entrevista en el marco de la exposición “The Rebozo made in México”, bajo el auspicio del Museo Franz Mayer, señaló que hace unos meses cerró sus puertas el único artesano que producía el llamado “Rebozo de Aroma”, por lo tanto esa variedad ya se extinguió.
La también catedrática de la UNAM y de la Universidad Iberoamericana explicó que se trata de uno de los más complejos en su manufactura y que a los europeos les gusta mucho, pues su color es cien por ciento negro
“Es teñido sólo con tintes naturales y en algodón, lo cual es muy complejo, debido a que el color negro es el más complicado de alcanzar en tintes naturales y más aún, aplicarlo al algodón”, explicó.
Para lograr esta prenda se utiliza fierro y agua tratada que lo hacen oler mal, pero se cura con hierbas aromáticas para que tenga un buen aroma, de ahí su nombre, resaltó Martínez, reconocida a nivel internacional como una de las voces más autorizadas en materia de cultura textil de América Latina.
Expresó que en ciudades como Londres y París había demanda porque es una prenda elegante, para ocasiones especiales, pero quien la producía en México tuvo que cerrar y con ello esa tradición y valor cultural quedará sólo para los museos.
Otro ejemplo, dijo, es el “rebozo reservista”, que se hace en telar de cintura con labrado de urdimbre con más de cinco mil hilos que permite ponerle estampados muy complejos y letras si así se desea, siendo uno de los más difíciles en lograr por su manufactura. “Ya solo sobrevive un solo artesano en México”, denunció.
Una de las características de los rebozos mexicanos es su durabilidad, pasan de generación en generación. Son una prenda de vestir pero también de trabajo, pues sirven para cargar cosas pesadas, además de los bebes, precisó Martínez.
“Incluso hay estudios que establecen que cargar al bebé en rebozo es muy benéfico: Al contrario de los porta bebés donde van en posición vertical y con las piernitas colgando al aire libre, lo que puede lastimar su columna, los rebozos van ergonómicamente correctos –como en cuna– bien tapados y están pegados a la madre lo que les da confianza, ya que incluso sienten sus latidos”, describió.
Confió en que autoridades federales, como las del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) además de recordar su tradición cultural, “ejerzan acciones concretas para rescatar esta cultura mexicana e impidan que China desplace a los artesanos nacionales”.
Y es que el rebozo chino es muy económico –30 pesos la pieza– porque lo hacen en “máquinas de poder” (industriales) con artisela sintética, en forma de chalina muchos de ellos, en lienzo y puntos con nudos endebles que se desbaratan o deshilachan con el roce.
Además de que es resbaladizo y se decolora, lo cual al poco tiempo lo que se tiene es un trapo, cuando el verdadero rebozo dura décadas intacto, describió la maestra, quien expuso la obra que realizó en conjunto con el tabasqueño Sergio Isidro Olán, un óleo con textil titulado “Rebozo Reservista”, en homenaje a Salomón G
Fuente: Notimex
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